Las denuncias de acoso sexual e incluso violencia llevan meses sacudiendo el mundo del ajedrez. Las mujeres alzan la voz y exigen cambios.
«Le garantizo que no hay ninguna mujer que diga que nunca ha oído un comentario estúpido», declaró Ingrid Lauterbach a DW. La propia presidenta de la Federación Alemana de Ajedrez (DSB) ha vivido situaciones en las que alguien ha querido abrazarla, darle un beso en la mejilla o algo peor, sin su consentimiento.
Lauterbach es campeona internacional de ajedrez y participa en torneos internacionales desde hace décadas. Aunque nunca ha sufrido ninguna agresión física, conoce demasiado bien los comentarios típicos. El mundo del ajedrez, incluida la DSB, debe abordar el problema del sexismo.
Protesta abierta
A principios de agosto, el ajedrez vivió su propio momento #MeToo. Mujeres afectadas del mundo del ajedrez se unieron para escribir una carta abierta exigiendo un cambio.
«Nosotras, ajedrecistas, entrenadoras, árbitras y directivas, hemos experimentado el sexismo o la violencia sexual a manos de ajedrecistas, entrenadores, árbitros o directivos masculinos», decía la carta. La firman más de 100 mujeres de todo el mundo.
Una de ellas es la jugadora nacional alemana Annmarie Mütsch. Recientemente declaró a la revista alemana «Spiegel» que había cancelado su participación en torneos importantes para evitar a ciertas personas con las que prefería no encontrarse.
¿Se ve el ajedrez especialmente afectado por el sexismo? Josefine Heinemann, gran maestra y portavoz de DSB, no lo cree así. «Por supuesto, alguna vez me han tirado los tejos en un torneo de ajedrez y quizá me sentí un poco incómoda. Pero no lo calificaría de acoso sexual», afirma Heinemann.
Situaciones como ésas no son exclusivas del entorno ajedrecístico, dijo, forman parte de la vida cotidiana. Es un problema al que se enfrenta la sociedad en su conjunto.
Mayor peligro más allá del tablero
Sin embargo, hay una gran diferencia en el ajedrez: las mujeres son una gran minoría, ya que sólo el 10% de todos los jugadores se identifican como mujeres. Existen torneos exclusivamente femeninos, pero si las jugadoras quieren desafiarse a sí mismas al más alto nivel, tienen que participar en torneos mixtos para avanzar en sus carreras.
También es exclusivo del ajedrez que las mujeres más jóvenes compitan a menudo cara a cara contra hombres mayores, lo que puede causar molestias si gana la mujer. «Suele haber comentarios, sobre todo cuando los hombres mayores pierden contra chicas más jóvenes», dice Heinemann.
La gran maestra, sin embargo, ve un peligro aún mayor más allá del tablero de ajedrez. «Desde mi punto de vista, ya hay muchos comentarios estúpidos en Internet. Algunas cosas que leo ahí me dejan estupefacta».
Internet proporciona anonimato, y el umbral de inhibición cae drásticamente. Lauterbach también cree que los modernos canales de comunicación y las páginas web de ajedrez facilitan la comunicación con la gente en contra de su voluntad. Por otro lado, Internet también proporciona una plataforma para que las afectadas por el sexismo puedan contraatacar.
Shahade como pionera
Las mujeres ya no quieren permanecer en silencio. En febrero, la bicampeona estadounidense e influyente escritora de ajedrez Jennifer Shahade publicó en lo que entonces se llamaba Twitter, pero que ahora se conoce como X: «Se acabó el tiempo». En su post, describía la conducta sexual inapropiada que supuestamente había sufrido a manos del gran maestro de ajedrez Alejandro Ramírez.
Time’s up. pic.twitter.com/ItOv73lTX7
— Jennifer Shahade (@JenShahade) February 15, 2023
En cuestión de minutos, muchas personas comentaron, detallando experiencias similares en el pasado. Entre ellos había un hombre que confesó haber presenciado cómo Ramírez supuestamente agredía a una joven en 2011, pero que entonces no le pareció un problema.
Para entonces, varios escándalos de abusos ya habían causado revuelo en todo el mundo. Entonces, ¿cómo es que aparentemente nadie notó nada en el ajedrez? Ramírez afirma que está cooperando con varias investigaciones y que está deseando dar su versión de los hechos.
¿Eran estas acusaciones demasiado comunes en el pasado?
Según la jugadora alemana Mütsch: «Desde que firmé la carta abierta, he pensado más en los incidentes que he vivido. He pensado en muchas cosas de las que antes ni siquiera era consciente».
Ningún punto de contacto claro
La ajedrecista e influencer estadounidense-canadiense Alexandra Valeria Botez puso en marcha una iniciativa para crear una base de datos anónima e internacional que recoja los casos de acoso y abuso sexual en el ajedrez a nivel mundial. Una reacción que ella consideraba necesaria, ya que la Federación Mundial de Ajedrez (FIDE) no ha dado ningún paso importante y, salvo la Comisión de Ética, no existe ningún punto de contacto para los afectados por conductas sexuales inapropiadas.
La comisión, sin embargo, no sería el lugar adecuado al que acudir, según Lauterbach. Dice que la comisión trabaja muy lentamente y que sin duda sería mejor dirigirse a los responsables cara a cara. Tiene un deseo para el futuro: «Que todo el mundo preste más atención. Y eso vale también para los árbitros y los entrenadores».
De cara al futuro, cree que es especialmente importante conseguir que más niñas y mujeres practiquen este deporte a todos los niveles.
La Federación Alemana de Ajedrez trabaja desde 2021 en medidas para prevenir el acoso sexual y la violencia en este deporte, y quiere seguir ampliando este concepto. Su sitio web dirige a los usuarios a una persona de contacto exclusivamente para este fin. En Alemania, ese punto de contacto lo proporciona el «Punto de Contacto para el Deporte Seguro», gestionado por el Gobierno, los estados y el deporte organizado.
Lauterbach confía en que una mejor educación en la base pueda concienciar más sobre el sexismo en el ajedrez. Debe quedar muy claro para todos que no se tolerará este tipo de comportamiento, afirmó.
«Creo que tenemos que llegar a un punto en el que la disuasión sea tan alta que nadie se permita hacer esto nunca más».
Este artículo fue escrito originalmente en alemán.
Fuente: dw.com