¿Qué hace falta para ser un buen ajedrecista? ¿Qué rasgos caracterizan a los grandes jugadores? ¿Sólo la dedicación y el duro trabajo diario conducen a resultados extraordinarios? ¿Importan el nivel de coeficiente intelectual y la capacidad mnemotécnica de una persona para tener éxito en el ajedrez? En este artículo intentaremos responder a estas preguntas y hablaremos de lo que es verdaderamente importante para alcanzar las cumbres del ajedrez.
Tabla de Contenido
Inteligencia
Cada uno de nosotros entiende la esencia del término “intelecto”, pero se esfuerza por definirlo con precisión. Los atributos intelectuales de una persona incluyen la lógica, el pensamiento abstracto, el aprendizaje, la percepción y una docena de otros componentes. El ajedrez no es el baloncesto o el boxeo, que se basan en el desarrollo físico de los deportistas. Por lo tanto, la calidad del juego de un ajedrecista está directamente relacionada con sus capacidades mentales. La elaboración de una secuencia de movimientos, el cálculo de combinaciones y la construcción de una estrategia eficaz son manifestaciones de la capacidad creativa de un individuo. También se requiere un alto nivel intelectual para estudiar la teoría: desde las jugadas de apertura más sencillas hasta el juego de finales.
Magnus Carlsen, el eterno número uno de la clasificación de la FIDE, tiene una capacidad mental extraordinaria. No tiene sentido citar su coeficiente intelectual: no refleja sus fenomenales habilidades. Cabe señalar que los demás líderes de la clasificación de la FIDE también tienen puntuaciones de CI inusualmente altas. Esta afirmación también es válida para los destacados maestros del pasado. El coeficiente intelectual de Bobby Fischer superaba las 180 puntos según los resultados de la prueba de 1958. El futuro campeón sólo tenía 15 años en ese momento.
Memoria
Un elemento igualmente importante para el éxito en el ajedrez. Magnus Carlsen, descrito por los periodistas como el “Mozart del ajedrez”, tiene una memoria fotográfica. A los siete años podía enumerar los nombres de todos los municipios de Noruega y sus centros administrativos, los países del mundo y sus capitales, y las calles y casas de su ciudad natal. Puede que te preguntes qué importancia tienen los conocimientos de geografía para jugar al ajedrez.
Pero no se trata de los conocimientos geográficos de Magnus. Esto demuestra que la extraordinaria capacidad mnemotécnica del genio noruego le permite memorizar posiciones típicas de ajedrez, clásicos, aperturas y finales. En una de las primeras entrevistas, el campeón dijo que se sabía de memoria varios cientos de partidas de los grandes campeones del pasado. Por supuesto, una memoria excepcional no es garantía de éxito en los duelos con rivales fuertes. Pero los grandes maestros del mundo tienen una capacidad excepcional para recordar la información necesaria.
Trabajo Duro
Una memoria fotográfica y un alto coeficiente intelectual no te convertirán en un jugador sobresaliente o simplemente bueno. Los jugadores de ajedrez utilizan una serie de habilidades durante la partida, cada una de las cuales puede mejorarse con el entrenamiento. La memoria y la inteligencia se convierten en herramientas eficaces para lograr la superioridad sobre tus oponentes cuando mejoras tus habilidades cada día. Con un entrenamiento persistente, el poseedor de un CI de entre 120 y 130 puntos (un hombre medio) puede derrotar a un oponente con un CI de entre 155 y 165 putos (un erudito de renombre internacional).
El ajedrez no se aprende en una o dos lecciones. Se dedican largas horas a entender los principios del movimiento de las piezas, las aperturas y las reglas de los finales. El cerebro humano necesita un tiempo considerable para adaptarse al tablero de ajedrez, para encontrar rápidamente posibles jugadas y combinaciones ganadoras. Estas habilidades deben convertirse en el segundo yo del ajedrecista. Los estudios demuestran que una persona necesita una década de entrenamiento sistemático para alcanzar el nivel de Gran Maestro. Magnus Carlsen se ha convertido en uno de los grandes maestros más jóvenes de la historia del ajedrez. El noruego ganó el título a la edad de 13 años y 148 días. Empezó a jugar al ajedrez a los cinco años y tardó ocho en alcanzar el máximo nivel de maestría.
Sin embargo, lo dicho no significa que diez mil horas en el tablero de ajedrez hagan de cualquier persona un Gran Maestro. La mayoría de los aficionados al ajedrez nunca superarán la marca de 2200 de Elo, que corresponde al título de Maestro de la FIDE. El éxito llega a aquellos que tienen una capacidad significativa y están dispuestos a trabajar duro cada día.
Motivación
Alcanzar el éxito en cualquier campo es imposible sin la motivación adecuada. El ajedrez sólo confirma esta verdad. Magnus Carlsen ha proclamado en repetidas ocasiones su amor por el juego y ha hablado de su disfrute en el tablero. Este enfoque difiere de las actitudes de muchos grandes maestros, que perciben los torneos como algo rutinario y están dispuestos a aceptar unas tablas después de diez jugadas. El ejemplo anterior muestra claramente por qué Magnus no está dispuesto a renunciar a su búsqueda de una combinación ganadora en una posición igual en el tablero. Carlsen está motivado para triunfar. “El que se esfuerza gana”, dijo Nigel Short.
Entrenamiento Físico
Jugar al ajedrez a un alto nivel es una actividad desafiante. Bobby Fischer señaló: “Tu cuerpo tiene que estar preparado. Si tu cuerpo no es lo suficientemente fuerte físicamente, no mostrarás tu verdadero nivel”. En los últimos años, el entrenamiento físico se ha convertido en una parte integral de la preparación para los torneos. Magnus Carlsen no es una excepción. El noruego va al gimnasio, juega al tenis, al baloncesto y al fútbol. Este tipo de actividad permite al campeón superar sin problemas seis horas de partidas de ajedrez.
Concentración
La capacidad de concentrarse y enfocar su intelecto en el tablero sigue siendo uno de los rasgos más valiosos de un ajedrecista. Alexander Alekhine afirmó que “nada afecta tanto a la fuerza de un ajedrecista como la capacidad de concentrarse firmemente, que es un muro invisible que separa al jugador de todos los acontecimientos del mundo exterior…”. Garry Kasparov es de una opinión similar: “¡La capacidad de concentración es la base de todo lo demás! Un ajedrecista fuerte no puede distraerse por el ruido en la sala de torneos, la reacción del público o las acciones de su oponente.
Rasgos de Personalidad
La confianza en sí mismo, la inmunidad a las pérdidas y la capacidad de aprender de sus propios errores son rasgos importantes de un ajedrecista de éxito. Cada uno de ellos es característico de Magnus Carlsen. El noruego casi nunca pierde una partida, y después de la rara derrota vuelve al tablero con una doble sed de victoria: sus oponentes no pueden resistir sus embestidas y se rinden después de 20-30 jugadas.
Magnus estaba claramente seguro de sí mismo. Antes del partido por el título mundial en 2013 dijo: “¡Espero ganar todos los torneos! Como ha demostrado la historia, este deseo suele hacerse realidad.
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Aprendimos que el ajedrez era y sigue siendo una disciplina muy difícil. Quien pueda reunir la combinación de elementos necesarios puede convertirse en un excelente jugador. Sí, hay muchas personas en el mundo que tienen un coeficiente intelectual más alto que Magnus Carlsen. También hay quienes son mejores que el noruego en cuanto a desarrollo físico y capacidad de concentración. Pero Magnus parece tener la mejor combinación del mundo de los siete rasgos que revisamos. Por eso sigue siendo el número uno del ajedrez en los últimos años.