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Wesley So y el regalo de Navidad que le cambió la vida

por Gonza
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Hasta hace nueve años, Wesley So, uno de los mejores ajedrecistas del mundo, ni siquiera conocía a Lotis Key. Ahora no sólo es su madre adoptiva, sino también su representante.

Wesley So y el regalo de Navidad que le cambió la vida

«Ella es mi madre»

Wesley So presenta a Lotis Key al corresponsal durante la entrevista con Sportstar en la Biblioteca Nacional.

Hasta hace nueve años, So, uno de los mejores ajedrecistas del mundo, ni siquiera había conocido a Key, que ha desempeñado múltiples funciones en su vida, entre ellas las de actriz, novelista, criadora de caballos y trabajadora en un orfanato. Ahora no sólo es su madre adoptiva, sino también su representante.

Está encantada de estar de nuevo en Calcuta, en el torneo Tata Steel Chess India. Fue aquí donde conoció a una de las inspiraciones de su vida, la Madre Teresa, hace décadas, cuando vino de Filipinas de adolescente en un viaje escolar.

Lotis Key

«Aunque no conocí su verdadera grandeza hasta más tarde, conocerla fue una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida», dice Key. «Por eso, siempre que vengo a Calcuta, intento visitar la Casa Madre (de las Misioneras de la Caridad). Ahora Wesley también me acompaña allí y a él también le gusta mucho».

Fue durante una Navidad como ésta cuando Wesley entró en su vida. «Nadie en mi familia juega al ajedrez, pero mi hermana mayor recibió una vez a Bobby Fischer (el hombre que revolucionó el ajedrez) y la pequeña salió con Eugene Torre (el primer Gran Maestro de Asia) en la universidad», cuenta Key. «Conocí a Wesley en casa de uno de los amigos de mi marido en Minnesota, donde Wesley se alojaba en ese momento porque no tenía dinero para un hotel; entonces era estudiante y ganaba algo de dinero jugando torneos».

Wesley So y el regalo de Navidad que le cambió la vida

En Estados Unidos con sólo una maleta

Recuerda que enseguida sintió una conexión con Wesley, que había llegado a Estados Unidos después de haberse alejado de su familia en Filipinas. «Sentí que este chico necesitaba ayuda y parecía muy perdido», dice. «No conocía a nadie y había llegado a Estados Unidos con una sola maleta».

Esa misma semana, llegó un mensaje de texto de Wesley al único teléfono móvil de la familia de Key. Decía: «¿Puedo pasar las Navidades con tu familia?». Fue su hija Abbey la primera en ver el mensaje. «Me preguntó si podíamos invitarle a pasar las Navidades porque no tenía adónde ir», cuenta Key. «Le dije: ‘Por qué no; hay espacio suficiente en nuestra casa'». Ocho meses después, vivía a tiempo completo con nosotros».

Cuando descubrió que So se debatía entre sus estudios y el ajedrez, le dijo que le mantendría durante uno o dos años y le pidió que se concentrara en su juego. «En menos de un año estaba entre los 10 mejores del mundo», dice. «Entonces me preguntó si podía acompañarle a sus torneos. Pensé que iría más o menos una vez cada seis meses».

Nueve años después, rara vez se encontrará a So en un torneo sin su madre.

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